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Publicado en: ‘Midt i fleisen‘ – De: Alan MacLeod – Trad. noruego/español: noruego.today –
El informe describe un plan en el que Estados Unidos intentará crear una China sin Xi Jinping, con un Partido Comunista debilitado y viviendo en una región dominada por Estados Unidos y sus aliados.
El influyente ‘tanque de ideas’ estadounidense «Atlantic Council» ha publicado un informe de 26.000 palabras sobre su estrategia para combatir a China. El informe fue publicado de forma anónima y afirma que «el desafío más importante que enfrenta Estados Unidos en el siglo XXI es el surgimiento de China y competir con el propio poder de Estados Unidos».
Para hacerlo, el informe establece que Estados Unidos debe utilizar «la fuerza de su aparato militar», el papel del dólar como moneda de reserva global y el control estadounidense sobre la tecnología y las comunicaciones para estrangular a la nación de 1.400 millones de habitantes. El informe aconseja al presidente Biden que dibuje una serie de «líneas rojas». Si China las traspasa los Estados Unidos intervendrá directamente, quizás militarmente. Estas líneas incluyen los intentos chinos de expandirse en el Mar de China Meridional, un ataque a las disputadas islas Senkaku o intentos de evitar la independencia de Taiwán o China nacionalista. Un ataque norcoreano contra uno de sus vecinos también exigiría una respuesta de Estados Unidos contra China, insiste el informe, porque «China debe asumir la plena responsabilidad por el comportamiento de su aliado norcoreano». Cualquier falla a esta posición, afirma el Atlantic Council, conducirá a una «humillación» nacional para Estados Unidos.
Quizás lo más notable es que el informe también prevé cómo se verá una política exitosa de EE. UU. sobre China para 2050: «Estados Unidos y sus principales aliados continúan dominando el equilibrio de poder regional y global a través de todas las formas de poder» y que el jefe de Estado Xi Jinping “haya sido reemplazado por una dirección de partido más moderada y que el propio pueblo chino haya llegado a cuestionar y desafiar la afirmación centenaria del Partido Comunista de que la antigua civilización china está destinada para siempre a un futuro autoritario». En otras palabras, que China sea doblegada y que se produzca una especie de cambio de régimen allí.
El A.C. representa el estado de seguridad nacional de EE.UU.
El Atlantic Council es una organización derivada de la OTAN financiada por los Estados Unidos y otros gobiernos aliados, incluidas las dictaduras del Golfo Pérsico. Entre las mayores empresas en AC que pagan la membresía se encuentran los fabricantes de armas como Raytheon, Lockheed Martin, Northrop Grumman y Boeing. La junta está llena de líderes veteranos como Henry Kissinger, Colin Powell y Condoleezza Rice, así como los militares generales retirados Wesley Clark, David Petraeus, HR McMaster, James «Mad Dog» Mattis, el teniente general Brent Scowcroft y el almirante James Stavridis. Al menos siete exdirectores de la CIA también están en la junta directiva. Por tanto, se puede decir que el Atlantic Council representa la opinión consensuada del estado de seguridad nacional de los EE.UU.
La organización ha sido responsable de gran parte de la retórica más dura y belicosa contra Rusia y China desde hace algún tiempo. Por ejemplo ha publicado una serie de estudios que afirman que casi todos los partidos políticos europeos fuera de la corriente principal establecida desde Labor y UKIP en el Reino Unido hasta Syriza y Golden Dawn en Grecia y Podemos y Vox en España están controlados en secreto por Rusia y que actúan como «caballos de Troya del Kremlin».
«El telegrama más largo».
El nuevo informe anónimo del Consejo llamado «El telegrama más largo» es una referencia directa al «telegrama largo» del diplomático estadounidense George Kennan de 1946. El informe de Kennan, enviado desde Moscú, ya terminada la 2a. guerra mundial, argumentó que Estados Unidos debería abandonar por completo la alianza de guerra con la Unión Soviética y cercarla estratégicamente. Esto se considera uno de los documentos básicos de la Guerra Fría. Al adherirse conscientemente a Kennan el Atlantic Council anuncia implícitamente la llegada de un nuevo conflicto global, pero ahora con China.
Kennan es valorado por los historiadores por ser uno de los que dicen las cosas con mayor claridad entre la élite de la seguridad nacional. En 1948 describió cuál era la posición y los intereses de Estados Unidos:
«Tenemos alrededor del 50% de la riqueza mundial, pero solo el 6,3% de la población. En esta situación no podemos dejar de ser objeto de envidia y odio. Nuestra verdadera tarea en el futuro es crear un patrón de conexiones que nos permita mantener esta posición diferente. No tenemos que engañarnos a nosotros mismos que hoy podemos permitirnos el lujo del altruismo y hacer las cosas por lo mejor del mundo. Deberíamos dejar de hablar de objetivos vagos y poco realistas como los derechos humanos, la elevación del nivel de vida y la democratización. No está lejos el día en que tendremos que lidiar con conceptos directos de poder. Cuanto menos nos carguen los lemas idealistas, mejor».
Biden asume la dirección.
Durante 2020 el equipo del presidente Biden declaró en voz baja que toda su política industrial y exterior se trataría de «competir con China». Sus principales prioridades serían «lidiar con gobiernos autoritarios, defender la democracia y combatir la corrupción, así como comprender cómo estos desafíos también afectan a las nuevas tecnologías como la 5G, inteligencia artificial, computadoras cuánticas y biología sintética. La administración Trump ya había lanzado una campaña global para dañar a gigantes chinos como Huawei y TikTok. Por las declaraciones del equipo parece que Biden continuará también con esta actitud hacia Beijing.
Sin embargo, muchos altos funcionarios de Washington ven la posibilidad de una guerra caliente con China como algo lejano en el futuro. «La mayor parte de la competencia entre Estados Unidos y China no será para luchar en la Tercera Guerra Mundial. Solo se tratará de ‘patearse’ el uno al otro por debajo de la mesa», dijo una fuente al Financial Times en mayo. Otros abogan por una guerra cultural mundial contra Pekín, incluidas obras encargadas al Pentágono como las novelas de «Tom Clancy«, destinadas a demonizar a China y desmoralizar a sus ciudadanos, bombardeando a la gente con historias de la muerte de sus hijos únicos.
Independientemente de lo que decida Washington, parece que las bases ya se han sentado. Hace apenas tres años los estadounidenses tenían una visión neutral de China y hace nueve años era muy positiva. Hoy, las mismas encuestas muestran que al 73% de los estadounidenses no les gusta China y solo un 22% del país si. Por lo tanto, no está claro que haya gran oposición a una nueva ‘guerra fría’.
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