Cuba a 60 años del triunfo popular sobre la dictadura de Batista, sigue firme.

Uno de los discursos más populares del fallecido líder cubano, Fidel Castro, fue pronunciado el 12 de octubre de 1979 ante la ONU en Nueva York, EE.UU.

Entrevista de Noam Chomsky, autor Atilio Borón en Cubadebate. Traducción: Jorge Anaya

Avram Noam Chomsky
 (Filadelfia, 7 de diciembre de 1928) es un lingüista, filósofo, politólogo y activista estadounidense. Es profesor emérito de lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y una de las figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX, gracias a sus trabajos en teoría lingüística y ciencia cognitiva. También es reconocido por su activismo político, caracterizado por una fuerte crítica del capitalismo contemporáneo y de la política exterior de los Estados Unidos. Se le considera de pensamiento socialista libertario.​ El New York Times lo ha señalado como «el más importante de los pensadores contemporáneos».

Material gráfico sobre el régimen de Batista, apoyado por EE.UU.

En Cuba, después de la fallida invasión de Bahía de Cochinos en 1961, el entonces presidente estadounidense John F. Kennedy lanzó una campaña asesina y violenta para aterrorizar a Cuba, según palabras del historiador Arthur Schlesinger, aliado cercano del mandatario, en su biografía semioficial de Robert Kennedy, a quien se asignó la responsabilidad de esa guerra terrorista.

Las atrocidades contra Cuba fueron graves. Los planes consideraban que el terrorismo culminara en un levantamiento en octubre de 1962, que daría pie a una invasión estadounidense. Hoy día la academia reconoce que esa fue una de las razones por las que el entonces primer ministro soviético Nikita Jrushchov emplazó misiles en Cuba, con lo que se produjo una crisis que se acercó peligrosamente a una guerra nuclear. El entonces secretario de la Defensa Robert McNamara concedió más tarde que si él hubiera sido un gobernante cubano, habría esperado una invasión estadounidense.

Los ataques terroristas contra Cuba continuaron durante más de 30 años. Desde luego, el costo para los cubanos fue severo. Los recuentos de víctimas, de los que apenas si se oye en Estados Unidos, fueron dados a conocer en detalle por primera vez en un estudio del experto canadiense Keith Bolender, Voices From the Other Side: An Oral History of Terrorism Against Cuba (Voces desde el otro lado: historia oral del terrorismo contra Cuba), en 2010.

El saldo de la prolongada guerra terrorista fue amplificado por un sofocante bloqueo, que continúa a la fecha en desafío al mundo. El 28 de octubre pasado (2018), la Asamblea General de la ONU avaló, por vigésimo tercera vez, la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba. La votación fue de 188 a dos (Estados Unidos e Israel) y tres abstenciones de subordinados isleños de Estados Unidos en el Pacífico.

Hoy día existe cierta oposición al bloqueo en los altos estratos estadunidenses, informa ABC News, porque ya no es útil (citando el libro reciente de Hillary Clinton, Hard Choices). El experto francés Salim Lamrani pasa revista a los aciagos costos para los cubanos en su libro de 2013 «La guerra económica contra Cuba».

Apenas si hace falta mencionar a Nicaragua. La guerra terrorista de Ronald Reagan fue condenada por el Tribunal Internacional de La Haya, que ordenó a Estados Unidos poner fin a su uso ilegal de la fuerza y pagar sustanciales reparaciones de daños.

Washington respondió intensificando la guerra y vetando una resolución del Consejo de Seguridad que llamaba a todos los estados –con dedicatoria a Estados Unidos– a observar el derecho internacional.

Asalto al fuerte Moncada en Santiago de Cuba

Otro ejemplo de terrorismo se conmemorará el 16 de noviembre, en el 25 aniversario del asesinato de seis sacerdotes jesuitas en San Salvador por una unidad terrorista del ejército salvadoreño, armada y entrenada por Estados Unidos. Bajo las órdenes del alto mando militar, los soldados irrumpieron en la universidad jesuita para dar muerte a los sacerdotes y a todo testigo, incluidas su ama de llaves y la hija de ésta.

Este suceso culminó las guerras terroristas de Estados Unidos en Centroamérica en la década de 1980, aunque sus efectos aún ocupan las primeras planas, en los informes acerca de los inmigrantes ilegales, que en buena medida huyen de las consecuencias de aquella carnicería y son deportados de Estados Unidos para sobrevivir, si pueden, en las ruinas de sus países de origen.

Washington también ha surgido como el campeón mundial en generar terror. El ex analista de la CIA Paul Pillar advierte sobre el impacto generador de resentimiento de los ataques de Estados Unidos en Siria, que podrían inducir aún más a las organizaciones yihadistas Jabhat al-Nusra y Estado Islámico a reparar su ruptura del año pasado y hacer campaña conjunta contra la intervención estadounidense, presentándola como una guerra contra el Islam.

Esa es ahora una consecuencia familiar de las operaciones estadounidenses, que han ayudado a propagar el yihadismo de un rincón de Afganistán a gran parte del planeta.

La manifestación más temible del yihadismo hoy día es el Estado Islámico, o Isil, que ha establecido su califato asesino en vastas zonas de Irak y Siria.

Creo que Estados Unidos es uno de los creadores claves de esta organización, asevera el ex analista de la CIA Graham Fuller, prominente comentarista sobre aquella región. Estados Unidos no planeó la formación del Isil, pero sus intervenciones destructivas en Medio Oriente y la guerra en Irak fueron las causas básicas del nacimiento del Isil, añade.

A esto podríamos agregar la mayor campaña terrorista del orbe: el proyecto global de asesinato de terroristas lanzado por Obama. El impacto generador de resentimiento de esos ataques con drones y con fuerzas especiales debe de ser bastante conocido para requerir mayor comentario.

Todo esto constituye un registro que hay que contemplar con cierto horror y combatirlo
ideológicamente.